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Microhabilidad Tipos de Conversaciones

Haciendo fácil la conversación difícil

Liberándonos de los desechos tóxicos conversacionales

Ya descubrimos que en la columna izquierda se “esconde” mucha información importante, pero que al no expresarse se convierte en desecho tóxico.

¿Qué hacemos con estos desechos tóxicos? 

En las conversaciones difíciles a veces optamos por “escupir nuestra verdad” creyendo que sentiremos alivio, y en realidad no es así.

Esos pensamientos y sentimientos “en bruto” contaminan el medio psico-social donde se desenvuelven nuestras relaciones y nuestro propio bienestar. La descarga genera agresión y hostilidad. Impide solucionar los problemas y destruye el respeto mutuo.

También tendemos a tragarnos nuestros pensamientos y sentimientos, porque si los expresamos “las cosas se pondrán peor de lo que están”.

Esto tampoco resulta. El silencio ayuda a evitar enfrentamientos inmediatos, pero no genera soluciones. Ocultar información relevante no permite descubrir y afrontar dificultades.

Si un conflicto real permanece oculto, las personas pierden gran cantidad de tiempo discutiendo asuntos menores. Las relaciones interpersonales se dañan. Entretanto, los desechos tóxicos están en nuestro vientre.

Estamos frente a un cuatridilema, es decir, un dilema que nos pone ante cuatro alternativas:

  • No podemos controlar la aparición de pensamientos y sentimientos tóxicos en nuestra mente.
  • Si los expresamos, creamos un gran daño.
  • Si no los expresamos, nos causamos gran daño.
  • En realidad, no podemos ocultar nuestros pensamientos y emociones por mucho tiempo. Tal vez podríamos conservarlos en nuestro interior, pero su esencia sale a la luz con efectos contraproducentes. Así como nosotros podemos hacer suposiciones razonables acerca de la columna izquierda de nuestro circunstancial adversario, también pueden hacerlo ellos.

Si no desea descargar el “veneno” de sus pensamientos y emociones no expresados en sus conversaciones y tampoco quiere tragarlo, ¿qué puede hacer? Puede procesarlo.

¿Cómo detoxificar?

  • Ser activamente conscientes.
  • Asumir mi responsabilidad incondicional.
  • Esforzarse por lograr el aprendizaje mutuo.
  • Encontrar un propósito común

Para hacer fácil una conversación difícil, necesitamos:

  1. Comprender por qué pensamos como pensamos, es decir, analizar mutuamente los razonamientos que utilizamos.
  2. Saber que cada parte puede aportar información significativa.
  3. Asumir que hemos contribuido a crear la situación en la que nos encontramos, no somos inocentes (nivel operacional).
  4. Descubrir cuál es nuestro papel en la situación (nivel operacional)

Para ello es indispensable:

  • Modificar nuestras suposiciones.
  • Modificar nuestro comportamiento, nuestra conducta.
  • Hacerlo en los tres niveles de dificultad: personal, interpersonal y operativo.

“Una buena conversación debe agotar el tema, no a sus interlocutores”.

Winston Churchill