ft_marca_sobre_obscuro
mme_logo
Microhabilidad Maestría Emocional

“Es muy importante entender que la inteligencia emocional no es lo opuesto a la inteligencia, no es el triunfo del corazón sobre la cabeza, es la intersección de ambas”.

David Caruso

Tomándote un momento para ti, en un lugar tranquilo, busca conectar con el ahora y responde estas preguntas de inicio

  1. ¿Qué esperas que pase al terminar este entrenamiento?
  2. ¿Qué quieres transformar en ti?
  3. ¿Puedes observar hoy cómo es tu credibilidad personal?
  4. ¿Cuál es el compromiso que asumirás?

Las emociones

están siempre presentes

La emoción es parte de nuestra vida.

Durante todo el día, estamos sujetos a sucesos y participamos en situaciones que nos afectan en el plano corporal, intelectual y emocional. Estas influencias del medio son generadoras de pensamientos, sensaciones, que, procesadas por la conciencia, generan acciones.

Todas las emociones, por su propia naturaleza, generan un impulso a actuar. Recordemos que la raíz de la palabra emoción, es ‘mover hacia afuera’”.

Cuando los sistemas cognoscitivos y emocionales de la persona funcionan en armonía, la emoción es fuente de auto-conocimiento válido y guía para la acción efectiva.

Uno descubre, mediante sus emociones, qué le está pasando y cómo puede responder a la situación honrando sus necesidades e intereses profundos.

Esta auto-gestión de las emociones es indispensable para que el líder pueda apoyar a otros en el manejo de sus propias emociones.

La emoción es un flujo de energía

La emoción es un flujo, un movimiento que se refleja en un estado de ánimo, que puede contraernos o expandirnos, por eso a las emociones que nos contraen las hemos llamado negativas y a las que nos expanden positivas.

En este módulo trataremos las emociones desde la perspectiva del Nosotros.

El efecto negativo es una reserva en reposo. Podemos comparar la emoción con el agua que se evapora, crea nubes, cae en forma de lluvia y fertiliza la tierra; por otra parte, un estado de ánimo negativo es como el agua de un estanque que permanece quieta y se pudre. Al igual que el agua estancada, el estado de ánimo negativo genera todo tipo de “putrefacciones” emocionales.

Hay emociones cálidas como el amor, y calientes como la rabia o la ira; así como hay emociones frías como el odio.

Depende de cómo interpretemos una experiencia.

Todas las emociones son buenas para garantizar nuestra supervivencia. Entonces, ¿por qué oímos hablar de emociones positivas y negativas? Se suele asociar emociones de alejamiento con emociones negativas y las de acercamiento con emociones positivas.

Podemos decir: «Yo tengo emociones que me hacen daño y otras que me hacen sentir bien». Decimos esto porque las emociones deberían durar un cierto período de tiempo, el suficiente para que nuestro cuerpo actúe y deberían tener una intensidad proporcional al estímulo que las genera; pero esto no siempre es así y en ocasiones las emociones se mantienen activas más tiempo del que debieran, o su intensidad es desproporcionada, haciéndonos daño tanto a nuestra mente como a nuestro organismo: cuando esto sucede se generan hormonas y neurotransmisores que nos perjudican y en realidad no necesitamos. Todo esto ocurre porque sentimos con base a nuestras interpretaciones sobre la realidad y sobre nuestra experiencia de lo ocurrido, lo cual está buscando expresarse.

Emoción – Interpretación

La emoción está basada en las interpretaciones que hacemos de nuestra realidad, de nuestra experiencia, que busca expresión.

  • Cuando la energía se expresa en forma productiva, el organismo se descarga y retoma su estado de relajación natural. 
  • Cuando la energía queda reprimida, el organismo mantiene un estado de estrés que impide su funcionamiento óptimo. Si tal estrés se acumula mediante instancias repetidas de represión, pueden ocurrir serias consecuencias: enfermedades físicas, como hipertensión, migrañas y úlceras, enfermedades mentales, como depresión, ansiedad y fobias, explosiones de comportamiento irracional, o implosiones alienantes.

Inteligencia Emocional y los Negocios

Cuatro de cada cinco empresas están tratando de promover la inteligencia emocional de sus empleados, mediante programas de aprendizaje (encuesta sobre las prácticas en grandes corporaciones, realizada por la Sociedad Americana de Entrenamiento y Desarrollo). 

La inteligencia emocional es considerada clave en los negocios, al punto que la utilizan como criterio de evaluación del desempeño y aptitud para el cargo. Por eso, los empleadores buscan personas con las siguientes competencias:

  • Adaptables y fuertes frente a los contratiempos.
  • Seguras de sí mismas y motivadas.
  • Efectivas tanto en las relaciones interpersonales como en las grupales.
  • Solventes en las áreas de comunicación, negociación, resolución de conflictos.
  • Liderazgo y compromiso con la organización.

Neurociencias y Emociones​

La inteligencia emocional y el cociente intelectual

Nuestro cerebro está preparado para reconocer de forma más rápida y eficaz a estímulo que puedan causar dolor, ya que para nuestra supervivencia es más importante reconocer un posible peligro que una posible recompensa.

A pesar de la demanda creciente de inteligencia emocional en el mercado laboral, la oferta de personas emocionalmente capaces ha disminuido. Mientras que el coeficiente intelectual de la población se ha ido incrementando a lo largo del tiempo, el coeficiente emocional evidenciado ha decaído en forma sostenida. 

Inteligencia emocional, de acuerdo con la definición de Daniel Goleman, es “la capacidad de reconocer nuestras propias emociones, para auto-motivarnos y administrar las emociones dentro de nosotros y en nuestras relaciones”. 

Peter Salovey y John Mayer, psicólogos de la Universidad de Yale pioneros en este campo, en 1990 definieron inteligencia emocional como la “habilidad para controlar y regular las emociones y usarlas para guiar el pensamiento y la acción”.

Consideramos al fenómeno humano como un todo integral que puede ser investigado desde cuatro puntos de vista: fisiológico, emocional, racional y de comportamiento. Estas cuatro dimensiones son simplemente distintas formas de abordar un fenómeno común; por eso, todos sus elementos están interconectados sistémicamente. 

Así como la emoción puede afectar a la fisiología, la razón y el comportamiento; la fisiología puede afectar a la emoción, la razón y el comportamiento. 

La misma relación circular existe entre el comportamiento y los otros tres elementos. Por ejemplo, al correr uno genera cambios fisiológicos (secreción de endorfinas), sentimientos de euforia y pensamientos positivos. (Está ampliamente comprobado que el ejercicio físico es un poderoso remedio contra el estrés y los estados depresivos.) 

Finalmente, los pensamientos por sí mismos pueden disparar las otras dimensiones. Cualquiera que se haya despertado en medio de la noche pensando en el examen del día siguiente, sabe que es posible que la imaginación genere ansiedad, problemas estomacales e insomnio.

Estos planteamientos son posibles por los descubrimientos acerca del funcionamiento del cerebro, tal como lo han indicado Damasio y Paul Mac Lean.

A continuación, presentamos la teoría del Cerebro Triuno, creada por Paul Mac Lean.

La teoría de Paul MacLean sobre el cerebro humano ha influido fuertemente en la comprensión del ser humano.

“El hombre –sostiene MacLean– se encuentra en el predicamento de que la naturaleza lo ha dotado esencialmente con tres cerebros, los cuales, a pesar de las grandes diferencias de estructura, deben funcionar juntos y comunicarse el uno con el otro. El más antiguo de esos tres cerebros es básicamente reptil. El segundo ha sido heredado de los mamíferos inferiores, y el tercero es un desarrollo posterior de los mamíferos que, en su culminación en los primates, ha hecho al hombre específicamente hombre. 

Podemos también recurrir a la imagen del Cerebro Triuno y visualizar estos tres sistemas como “tres computadoras biológicas interconectadas” diferentes en forma, función y química. Cada uno correspondiendo a un adelanto evolutivo importante: de reptiles a mamíferos y de allí a seres humanos. 

El más antiguo de estos cerebros es el Reptil, que representa nuestras tradiciones, memorias ancestrales, el de nuestros ritmos y rutinas de vida, así como nuestros rituales más arraigados; el segundo es el cerebro denominado Límbico o Emocional característico de los mamíferos, y el tercero es el neocortex, el del pensamiento y la imaginación, es donde procesamos información, analizamos, razonamos, reflexionamos, imaginamos y creamos; todas estas distintivas del ser humano y le permite experimentar su vida emocional con conciencia. 

En una situación “de emergencia”, se produce un cortocircuito que pasa por alto a los cerebros superiores y va directamente a las capas más atávicas del sistema nervioso. Desde allí, las únicas percepciones que aparecen son “amigo o enemigo” y las únicas opciones de comportamiento son pelear o escapar.

Sistema reptil

Este sistema está representado por el sistema sensorio-motor, instintivo, automático, el de pelear o escapar. Comprende el tallo cerebral, el sistema reticular, la médula espinal y sus ramificaciones eferentes y aferentes.

Sistema emocional o límbico

Este sistema es también llamado Paleomamífero. Tiene 6 estructuras cerebrales que MacLean ha identificado con el desarrollo y sentir emocional: tálamo, bulbos olfatorios, región septal, hipocampo, amígdala e hipotálamo.

Neocórtex

La Neocorteza es responsable de funciones cognitivas altas: pensamiento simbólico, lenguaje y razonamiento, espiritualidad, imaginación, creatividad, conciencia. Comprende los hemisferios cerebrales.

“La forma de sentir es síntoma y consecuencia  de la forma de pensar”.

David Burs