Liderazgo Personal
Módulo 5
Gestión de Emociones
Jonathan García-Allen
*Tómate unos minutos para reflexionar.
“La educación emocional es la habilidad de escuchar casi cualquier cosa sin perder tus estribos y tu autoestima.”
Robert Frost
Esta imagen puede darnos una idea de lo que es el manejo de las emociones. Manejarlas puede compararse con un surfista.
El surfista maneja el ímpetu del agua sabiendo que puede revolcarlo y a la vez experimenta excitación, miedo, entusiasmo, deseo de logro, etc.
Sabe que a veces puede estar en la cresta de la ola y sentirse expandido, luego entrar en el túnel de agua, correr el riesgo de un revolcón o salir ileso.
Las emociones son intensas, son herramientas poderosas, pero si no aprendemos a manejarlas inteligentemente, ellas nos manejan y dirigen nuestros pensamientos y elecciones. La metáfora de surfear las emociones es muy apropiada cuando hablamos de Gestión Emocional. No se trata ni de suprimirlas, ni de controlarlas se trata de aceptarlas y surfearlas.
Si nos caemos, nos volvemos a levantar.
Has escuchado la expresión… “Deja las emociones en tu casa, aquí se viene a trabajar…”
¿Qué supone o significa esta expresión?
Más bien es lo opuesto. La emoción nos informa sobre las cosas que nos importan, las cosas que son significativas para nosotros y nos ayuda a darle forma a nuestras acciones, son una información vital para la racionalidad pues le agrega el componente de “caring”, del cuidado.
Aunque a veces las emociones pueden agotarnos en nuestra racionalidad, la racionalidad no puede existir sin nuestras emociones.
Con ternura hacia uno mismo y con curiosidad, darles su puesto y su lugar en nuestra vida personal y laboral.
Los estados emocionales, impactan nuestro cuerpo. Están correlacionados con la secreción de ciertas hormonas y con cambios metabólicos.
Cuando sentimos miedo las glándulas suprarrenales segregan hormonas de estrés,
llamadas cortisol o corticotropa. Estas hormonas quitan energía a los centros superiores del cerebro como la memoria y la lógica, y la redirigen a los sentidos y
centros de la percepción.
Estas hormonas afectan también el sistema cardiovascular: el ritmo cardíaco se acelera
y la sangre se desvía de los centros cognoscitivos hacia los músculos y las extremidades,
Preparando al cuerpo para responder a la emergencia.
El nivel de azúcar (combustible) en la sangre sube y las actividades no esenciales (como la digestión) bajan.
El efecto global es el de agudizar los sentidos, nublar el razonamiento y poner en funcionamiento el “piloto automático” de la supervivencia.
En este estado, aquellas conductas que hayan sido grabadas por repetición (pelear, escapar, rendirse), ocurren en forma autónoma.
“0” juicio + compasión + análisis crítico = sabiduría
Auto regulación significa estar consciente de que estás sintiendo una emoción y dirigir la energía de ese sentir de manera efectiva.
Significa poder expresar las emociones conscientemente, sin explotar haciendo daño a otros ni implosionar.
Cuando EXPLOTAS o REPRIMES incrementas y expandes el ciclo de sufrimiento y frustración.
Nuestro desconocimiento acerca del papel de las emociones en nuestras vidas ha creado el mito de que explotar y reprimir son comportamientos lógicos ante ciertas situaciones.
Sin embargo, si has experimentado el lado perjudicial que resulta al explotar, entonces es el momento de darnos cuenta que explotar nunca resuelve el problema, por el contrario, lo intensifica. Influido por estos casos es posible que hayas decidido ponerle riendas cortas a tu corazón y convertirte en estoico reprimiendo las emociones.
Insistimos: si hemos experimentado el impacto de explotar ante una situación, es posible que nos hayamos movido al extremo de reprimir los que sentimos recurriendo a una supuesta racionalidad que es sólo inhibir el sentir.
Hacer esto tiene consecuencias, porque apagamos nuestra energía emocional y perdemos la información contenida en la emoción: NO ESCUCHAMOS LO QUE ESTA EMOCION NOS ESTÄ DICIENDO, y es que hay algo importante está ocurriendo en tu vida, que necesitas atender.
En conclusión: Cuando no hemos aprendido a manejar nuestras emociones y sentimos enojo o rabia, decidir explotar puede hacer mucho daño a otros. Por el contrario, reprimir las emociones hace daño a nuestro cuerpo, a nuestros órganos, ocasionando un desbalance que puede conducir a padecimientos y enfermedades.
Implosionar no es ser estoico y tampoco es ser ecuánime o racional.
Cuando la emoción de la rabia va por dentro, puedes hacer un esfuerzo en permanecer impasible y controlado por fuera mientras estás explotando internamente.
Reprimir las emociones tiene efectos perjudiciales para tu salud: puedes experimentar dolor de cabeza, problemas de sueño, problemas digestivos; o recurrir a fumar o beber en exceso. Puedes desarrollar una alta sensibilidad a la frustración, manteniéndote en un estado permanente de crítica, auto-crítica e irritabilidad.
Hay que estar atentos en no confundir auto-expresión consciente con explosionar, o excusar una agresividad diciendo que se es “asertivo”.
¿En qué consiste la auto-regulación?
Cuando reconocemos, aceptamos y comprendemos el origen de las emociones, podemos manejar los impulsos que nos hacen quedar a merced de éstas.
“Regular significa tener control y dar dirección a la energía emocional.” -Fred Kofman–
Daniel Goleman dice que regular las emociones ¨ es la capacidad para subordinar la gratificación inmediata a objetivos y valores trascendentes¨ y afirma que ésta es una de las habilidades psicológicas más efectivas de un liderazgo exitoso.
La auto-indagación consiste en encontrar las historias, las raíces que dan origen a las emociones y buscar la información que sea útil para poder manejarlas.
Las emociones contienen información valiosa que nos ayuda a tomar mejores decisiones para lograr los resultados que queremos.
En los siguientes segmentos realizaremos ejercicios, orientados a descubrir la información contenida en las emociones de acuerdo a tres parámetros:
Indagar dónde y cuándo se originó la emoción.
Saber a qué invita la emoción, por ejemplo, la alegría invita a celebrar; y decidir si queremos responder o no a la invitación.
Manejar nuestras emociones también nos ofrece la oportunidad de trascender yendo más allá de saber el origen y la invitación.
Exploraremos en el cuaderno de trabajo algunas emociones tales como la felicidad, la tristeza, la rabia, el miedo, el entusiasmo.
Para movernos de la auto-indagación a la auto-expresión es necesario articular las historias contenidas detrás de la emoción.
Para descubrir esas historias hemos seguido varios pasos que nos permitieron encontrarlas y responder a la invitación de expresarlas con una acción efectiva y encontrar oportunidades de trascendencia.
Si uno viviera de manera honesta, nuestra vida se arreglaría sola. Si uno actuara con total honestidad, expresando sus verdaderos sentimientos a la persona que más necesita escucharlos (tal vez, uno mismo), estaría haciendo su parte [para ayudar al proceso de curación natural].
Los beneficios que recibiría serían: estar en paz con su conciencia, sentirse saludable y estar conforme con uno mismo, siendo tal como es.
Sobre las emociones:
La palabra “emoción” viene del latín “e-movere” qué significa “mover hacia afuera,” es decir, “expresar”, es lo que me mueve; y del Francés que significa generar una fuerte emoción, unida al deseo de hacer algo, es decir “conmover” (generar sentimientos).
Por ello cuando las emociones se reconocen y se expresan adecuadamente promueven acciones a favor de la salud en al ámbito personal, interpersonal y operacional.
Así que el ciclo de la emoción es: generar sentimientos y luego moverse a la acción.
Proponemos los siguientes puntos para expresar las emociones:
Cuando no expresamos nuestras emociones, tales como la tristeza, el miedo, el enojo y la culpa se vuelven emociones dolorosas.
Cada una te pide tomar acciones apropiadas. Si las reprimes, incurres en una deuda emocional, que si no pagas puedes llegar a estar en bancarrota emocional, cuyas señales son la resignación, el resentimiento y hasta la depresión.
Cuando expresas emociones placenteras y expansivas, tales como la alegría, el entusiasmo, la gratitud, el amor y sentirse orgulloso tienes unos activos poderosos en tu haber de vida.
Hemos visto al explorar los orígenes de las emociones que hay deseos y quereres que fueron satisfechos o fueron frustrados. Lo clave es que había amor tras cada una de estas emociones.
Sin embargo, cuando decimos que “cada emoción es una historia de amor” no estamos haciendo referencia al amor romántico, al enamoramiento, sino de algo mucho más profundo.
Se trata del Amor como “el compromiso del corazón con el bienestar y la prosperidad del otro, con el desarrollo del otro, con el desarrollo de otro ser humano.”
Este amor profundo no requiere que la otra persona te guste o te caiga bien, puede en efecto no gustarte para nada esa persona.
Por supuesto que reconocemos que hay gente que puede resultarte antipática y no quieres estar cerca de ella.
Pero el amor al que nos referimos, es aquel donde mi corazón desea que la vida de otro sea todo lo que pueda ser, que florezca como ser humano en la vida. Y es que ese deseo, esa buenaventura no está restringida a la gente conocida, a aquella que nos cae bien, sino que es algo que uno puede sentir y manifestar de manera natural y espontáneamente.
Es ver una persona y ver la potencialidad hermosa que es como ser humano. Y es imposible ver esa evolución sin inmediatamente sentir el deseo de ser parte de ese desarrollo de ese potencial por lo hermoso que es, porque es una obra de arte evolucionando.
Ser parte de esa evolución es un honor.
Por eso en culturas como la de la India y la de Nepal, se utiliza la expresión Namasté.
Namas: reverencia, inclinación.
Te: ante ti.
“Todo aprendizaje tiene una base emocional.”