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Microhabilidad Credibilidad Personal y Confianza

Felicidad

A nivel externo o de resultados, la felicidad deviene cuando uno tiene éxito, cuando obtiene lo que quiere. Ya sea que la situación ocurra influida por acciones propias (por ejemplo, recibir una buena evaluación por el desempeño), o simplemente por “suerte” (por ejemplo, ganar la lotería). Uno se siente feliz porque aquello que quería se hizo realidad. Esa felicidad, dependiente de sucesos externos, es la que aparece en el inicio de la conciencia del ser humano, aquella que los bebés sienten cuando se hallan en el seno materno y que pierden al salir de él.

Esa felicidad es valiosa, no obstante, tiene las dificultades propias de cualquier experiencia proveniente del mundo exterior por lo que estas experiencias están fuera del control de la persona y requieren de la confluencia de factores que se hallan bajo el control de otros, tal vez no tan interesados en el resultado al que uno aspira. Además, aun cuando uno obtiene lo que quiere, el logro es siempre transitorio, frágil y menos satisfactorio de lo imaginado.

Cuando nuestra felicidad depende de factores externos

Un ejemplo repetido en innumerables entornos laborales los lunes a la mañana puede servir para entender esta noción de felicidad que depende da lo externo.

Supongamos que alguien es aficionado al equipo de fútbol de Perú, lo cual le hace desear que éste gane. Si gana, es feliz; si pierde, es infeliz. A veces, si nuestro equipo gana, como aficionados nos sentimos orgullosos; si pierde, algo avergonzados. El entorno social convalida estas experiencias: cuando gana el equipo nuestro, nos ufanamos frente a los demás; cuando pierde, debemos soportar sus pullas. Lo más interesante es que la persona no tiene nada que ver con la determinación del resultado. Que nuestro equipo favorito de fútbol gane o pierda está totalmente fuera de nuestro control. Esto a veces genera una sensación de ansiedad durante el juego pues nuestra felicidad depende de factores que no manejamos y están más allá de nuestra influencia.

Si nuestro equipo ganó un juego en un torneo mundial y todavía tiene que seguir jugando para clasificar, nada asegura que vuelva a ganar el próximo juego. Cada juego es una oportunidad para continuar estando felices o “perder” la felicidad conquistada en el juego anterior. Así como uno “recibe” la felicidad como un regalo del destino, debe “devolverla” cuando el destino lo dispone.

Plenitud

Plenitud es la sensación de vivir con total intensidad y apasionamiento, sentir que uno está completamente inmerso en el mundo, experimentando momento a momento todo lo que este mundo ofrece. La plenitud aparece cuando uno se siente incluido en lo que sucede, cuando presta atención y se conecta significativamente con su entorno, cuando se ve en el centro de la corriente vital de los acontecimientos.

A nivel externo, conocemos la plenitud cuando el mundo nos ofrece las emociones que deseamos sentir. Pero como explicamos antes, esto depende del mundo, no de uno.

A nivel interno, cada persona alcanza la plenitud cuando se siente en contacto total consigo misma, cuando puede experimentar sin barreras su estar-en-el-mundo, cualquiera sea ese mundo. Así, por ejemplo, puede experimentar plenamente el aburrimiento: incluso cuando no esté interesado en lo que sucede, puede igualmente sentirse pleno.

Libertad

En el sentido convencional, es decir orientada hacia lo externo, hacia los resultados, hay personas que consideran que la libertad es poder hacer lo que se quiere, obteniendo los resultados que se espera; es actuar sin impedimentos ni restricciones y conseguir lo que se desea.

Esto obviamente, es imposible. El cuerpo humano es limitado, los recursos materiales son limitados, hay leyes físicas que restringen lo que es posible, hay otra gente que (en el margen de lo que consideran su libertad) tiene deseos que pueden están en conflicto con los de otros. Por eso, definir libertad de esta forma, implica necesariamente anular la posibilidad de sentirse libre. Nadie es ni puede ser “libre” de esta manera.

A nivel interno, libertad es la posibilidad de actuar según el propio criterio, negociando las condiciones y restricciones que impone la realidad, de acuerdo con los valores personales, en búsqueda de la satisfacción de los deseos. Esta libertad no depende del éxito, ni siquiera de la completa ejecución de las decisiones. Esta libertad simplemente reconoce que el ser humano tiene la posibilidad y la libertad de responder a sus circunstancias y así contribuir activamente a forjar su destino. Esta libertad interna tiene un correlato social. Cuando se tiene la libertad como valor, la aprecia en forma generalizada. Quiere libertad para todos, no sólo para sí. El valor no es mi libertad, sino la libertad. Por eso, la libertad personal basada en la opresión de los demás es la máxima expresión del egoísmo y la hipocresía.

A nivel social, ser libre significa poder buscar la felicidad utilizando todos los medios a su disposición (de su propiedad), sin restricciones coercitivas por parte de terceros, siempre y cuando uno no interfiera o restrinja en forma coercitiva la libertad de otros.

Una sociedad libre es una sociedad en la que todo individuo tiene el derecho inalienable de vivir su vida como le parezca, sin sufrir agresiones ni amenazas, con la sola restricción de respetar el derecho equivalente de todo otro individuo. Vale decir, ningún individuo o grupo tiene el derecho de realizar actos agresivos (uso o amenaza de violencia), contra otro individuo o su propiedad.

  • Nada en esta definición garantiza el éxito.
  • Nada en esta definición garantiza que uno pueda hacer siquiera lo que desea, como por ejemplo plantar rosas en el jardín del vecino, en vez de las zanahorias que él eligió sembrar.
  • Nada en esta definición garantiza siquiera la supervivencia.

Lo que esta definición propone es un sistema social basado en la posibilidad de obrar, experimentar las consecuencias de las acciones y aprender, sin restricciones o intromisiones agresivas por parte de los demás.

Paz

Paz es lo que uno experimenta cuando el cuerpo (sensaciones), el corazón (emociones) y la mente (pensamientos), se hallan en un estado de distensión y bienestar.

Estar en paz implica satisfacción con el presente, aceptación del pasado y confianza en el futuro. Esta satisfacción puede provenir de dos direcciones: cuando el mundo se ajusta a las expectativas de uno, o cuando uno se ajusta a la realidad del mundo. La primera dirección, que depende totalmente de factores externos, genera una paz endeble. La segunda, que depende del trabajo interno del individuo, posibilita que este sea capaz de sobreponerse a circunstancias difíciles, sin perder la sensación de equilibrio y armonía.

La paz profunda se basa en el mundo interior de la persona. En ese estado, uno puede relajarse, aceptando la imposibilidad de cambiar lo ya ocurrido y viendo momento a momento que cada protagonista hizo lo mejor que pudo.

Esta mirada compasiva permite tomar los acontecimientos de la historia como pasos en un camino de aprendizaje.

Amor

A nivel externo, la experiencia del amor depende de la posibilidad de unión con el objeto amado. Por ejemplo, uno siente su amor realizado cuando entabla una relación de pareja. Pero esto implica un riesgo, ya que depende de la correspondencia del otro. Si la mujer que amo no está enamorada de mí, no puedo concretar mi amor.

Por eso es difícil no intentar manipular (y corromper) el amor, cuando su consolidación depende del comportamiento de la otra parte. Por ejemplo, para que la mujer que me atrae se sienta atraída hacia mí, puedo aparentar ser alguien que no soy. El problema es que, si mi novia se enamora de aquel que yo pretendo ser, quien yo soy en realidad quedará fuera de la relación como “tercero en discordia”. ¡Cuántas historias de amor están basadas en este argumento!

A nivel interno, el amor es la experiencia de unidad con el otro, más allá de toda correspondencia. En un primer nivel –humano–, el amor revela la raíz común que me hermana con todas las personas; en un segundo nivel –cósmico–, la raíz común se extiende a todo ser. Esto lo exploraremos en uno de los módulos finales sobre Conciencia Plena.

“La cualidad esencial para el liderazgo no es la perfección sino la credibilidad. Las personas tienen que ser capaces de confiar en usted o no lo seguirán. ¿Cómo puede aumentar su credibilidad? No pretendiendo ser perfecto sino siendo franco.”

Rick Warren

"Una vida con propósito" (2002)