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Microhabilidad Credibilidad Personal y Confianza
“En el control de calidad no nos preocupa el producto, nos preocupa el proceso. Si el proceso es correcto, el producto está garantizado. Lo mismo se aplica a la integridad: garantiza la credibilidad”.
John C. Maxwell

Tomándote un momento para ti, en un lugar tranquilo, busca conectar con el ahora y responde estas preguntas de inicio

  1. ¿Qué esperas que pase al terminar este entrenamiento?
  2. ¿Qué quieres transformar en ti?
  3. ¿Puedes observar hoy cómo es tu credibilidad personal?
  4. ¿Cuál es el compromiso que asumirás?

Credibilidad Personal

El resultado de un ser íntegro

Nuestros modelos mentales se estructuran alrededor de nuestras creencias y valores.

Nuestros modelos mentales condicionan nuestra percepción del mundo

Creencias y valores generan patrones de pensamiento que pueden ser calificados como correctos (juicios fundados en observaciones y razonamientos lógicamente válidos) o distorsionados.

Creencias y valores generan también una serie de comportamientos que pueden ser calificados como virtudes o anti-valores. Las prácticas virtuosas apuntan a la realización de los valores esenciales del ser humano, las que no lo son, la impiden.

Por ejemplo, la disciplina ayuda a perseguir objetivos de largo plazo, permitiendo a quien la tiene, trascender deseos momentáneos. Quien es capaz de postergar la gratificación inmediata está más capacitado para manejar comportamientos que lo dañan, como por ejemplo comer o beber en exceso, favoreciendo un actuar en aras de su potencial como ser humano.

La dimensión humana, puede sub-dividirse en individual y colectiva

  • A nivel individual, cada persona tiene su modelo mental, formado por sus experiencias de vida. Este modelo mental condiciona su pensamiento y comportamiento. Y estos a su vez condicionan los resultados que esta persona produce.
  • A nivel colectivo, cada grupo (familia, pueblo, raza, nación, etc.) desarrolla (y es desarrollado por) una cultura. La cultura es el modelo mental colectivo que contiene las creencias, valores y normas compartidas por los integrantes del grupo. Es el modelo mental que, mediante su adopción, define a alguien como miembro del grupo. Cada cultura condiciona los comportamientos —individuales y colectivos— de los miembros.

El impacto individual y colectivo de las culturas

  • Al igual que las creencias individuales, las culturas también pueden estar a favor o en contra del ser humano. Una cultura que alienta al desarrollo saludable de sus miembros, permitiéndoles perseguir exitosamente sus aspiraciones más altas, es una bendición. 
  • Cuando en una cultura están establecidos sistemas basados en el respeto hacia uno mismo y hacia el otro, se suele incentivar una autopercepción favorable de sí mismos, una fuerte estima personal, así como la motivación por el crecimiento de las personas en armonía con su comunidad. 
  • Cuando una cultura incentiva el estancamiento y la involución de sus miembros, va en detrimento tanto de lo individual como de lo colectivo. Un ejemplo de esta cultura cuando se establecen sistemas que estimulan en la población la sensación de ser víctima, de ser abusados, se incentivan el resentimiento y la resignación impotente. 
  • Con frecuencia, culturas organizacionales que promueven modelos mentales convencionales y tradicionales, sustentan creencias y valores que hacen muy difícil el cambio, la efectividad, las buenas relaciones interpersonales y el desarrollo del individuo. 
  • Por ejemplo, la adicción a “tener razón” y “salirse con la suya” a toda costa, la arrogancia de creerse dueño del “deber ser”, el empeño para vencer al otro y el foco unidimensional en los resultados, generan necesariamente conductas que, a su vez, resultan en sufrimiento personal y colectivo. 
  • Por otro lado, el compromiso de escuchar e integrar las múltiples razones y puntos de vista de los interlocutores, la humildad de reconocer la incidencia de las diferencias culturales y personales en los parámetros, el empeño para vencer con el otro y el foco multidimensional que contempla tanto los procesos como los resultados, generan conductas virtuosas que, a su vez, resultan en bienestar personal y colectivo.

Valores fundamentales​

¿Cuáles son los valores fundamentales de las personas?

La lista es corta: Felicidad, Plenitud, Libertad, Paz y Amor.

Estos valores se derivan directamente de la condición humana y son universales.

La estructura profunda de nuestra psiquis trasciende las diferencias superficiales que existen entre distintas culturas. Es lo que hace posible la vivencia de valores.

Así como la inmensa mayoría de las personas tienen dos ojos, una nariz, una boca y diez dedos, también la inmensa mayoría aspiran a vivir felices, en plenitud, libres, en un marco de paz y amor.

A continuación, tome esa respuesta, y hágase nuevamente la misma pregunta: “¿Qué obtendría si pudiera conseguir eso (comunicar mis ideas…), que es aún más valioso para mí que eso en sí mismo?”. Por ejemplo, mi segunda respuesta podría ser: “Contribuir al crecimiento de gente que ni siquiera conozco”. Tome luego esta respuesta y hágase nuevamente la misma pregunta y repita el procedimiento, hasta que no pueda imaginarse una razón ulterior para querer lo que quiere. (En mi caso, una secuencia posible es: “sentirme útil, sentirme valioso, sentir que mi vida es importante, satisfacción, felicidad). Con toda seguridad su deseo (valor) fundamental, será algo equivalente a la plenitud de su existencia, libertad, felicidad, paz o amor.

La comprobación de la naturaleza fundamental de estos valores puede hacerse cuando preguntamos “¿Qué obtendría si pudiera sentirme plenamente feliz, libre, en paz y con amor, que es aún más valioso para mí que sentirme plenamente feliz, libre, en paz y con amor?”, uno se da cuenta de que no hay nada más valioso que eso. No buscamos felicidad, plenitud, libertad, paz o amor como medios para un fin ulterior; la felicidad, plenitud, libertad, paz y amor son, en sí mismos, el fin de la búsqueda.

Un valor que se destaca por su ausencia es el éxito, definido como la obtención de un resultado deseado. Esto es llamativo, dado que el éxito es una aspiración universal de los seres humanos. Podríamos decir que el éxito es la aspiración paradigmática (ejemplar): tratar de obtener el éxito es equivalente a tratar de obtener todo lo que uno quiere. Sin negar su importancia, el éxito, al igual que todo resultado externo, es un valor transicional, una meta intermedia en el camino hacia un objetivo superior como, por ejemplo, la felicidad. Para comprobarlo, basta con hacerse la pregunta: “¿Qué obtendría por medio del éxito, que es para mí aún más importante que el éxito en sí mismo?”.

Dimensiones de análisis de los valores

Se pueden estudiar los valores desde dos puntos de vista:
  1. Externo (cuando están relacionados con factores fuera del control directo de la persona).
  2. Interno (cuando la persona puede determinar unilateralmente los factores relevantes).

Aplicaremos este enfoque dual a cada uno de los valores.